Suena Bruce Springsteen en mi ordenador. Suena Racing in the Street pero la canción que resuena este 4 de julio debería ser Born in the U.S.A.. Hace exactamente un año celebraba en Nueva Jersey el 4 de julio en excelente compañía, pero este 4 de julio lo paso en España, escribiendo para vosotros una breve crónica sobre los cinco coches estadounidenses más importantes de la historia. La historia de amor de América con el automóvil ha contagiado a todo el mundo y estos cinco coches marcaron un antes y un después.
Ford Model T (1908-1927): la producción en masa
La producción en cadena y en masa, permitió al Ford Model T reducir su coste en dos tercios desde el inicio de su producción.
La mayor contribución de EE.UU. a la historia del automóvil posiblemente fue el Ford Model T. La visión de Henry Ford permitió que la clase media accediera a un medio de transporte asequible y eficaz, reemplazando de manera efectiva a los caballos y carromatos. El precio del Ford Model T pasó de más de 800 dólares en 1908 – prohibitivo para un trabajador medio – a 260 dólares a finales de los años 20. El famoso salario de cinco dólares diarios permitió a muchos trabajadores de Ford adquirir un Model T con sus ahorros.
Desde un punto de vista estrictamente empresarial, la producción en cadena móvil revolucionó la organización industrial del automóvil. Permitió a Ford construir más de 15 millones de Ford Model T en menos de 20 años. El modelo productivo fue replicado por General Motors y otros fabricantes, dando lugar a la producción masiva que caracteriza hoy en día a la industria. Este es el verdadero mérito del Ford Model T. Además, no todos eran negros, como el mito nos quiere hacer creer.
Chevrolet Corvette (1953-presente): la deportividad según Detroit
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