Nosotros, imperfectos humanos, cometemos errores e imprudencias. Esos errores nos llevan a sufrir accidentes, pero también a ser sancionados por las autoridades y pagar multas que ayudan a que las arcas públicas crezcan. Esas mismas multas – al menos así debería serlo en teoría – ayudan a que las infraestructuras se mantengan y mejoren. Pero la pregunta del millón es la siguiente: ¿qué sucederá cuando nuestros coches sean autónomos? Algo está muy claro, cuando cedamos la responsabilidad de conducir a nuestro coche, este no conducirá borracho, no excederá los límites de velocidad, no se saltará semáforos, no hablará por el móvil, ni escribirá whatsapps mientras conduce, etcétera, etcétera. En definitiva, los coches autónomos no recibirán multas, porque por diseño no serán capaces de infringir la ley.
El coche autónomo y 8 cosas que quizás no habías pensado poder hacer en un coche sin conductor
A nivel nacional, Tráfico recauda más de un millón de euros todos los días en concepto de multas. Y eso que su recaudación ha descendido en los últimos años, por diferentes motivos, incluida la transferencia de competencia en algunas vías (por ejemplo, algunas circunvalaciones y travesías) a las autoridades locales. La introducción del coche autónomo supondrá un descenso vertiginoso de la recaudación, hasta el punto de que esos ingresos se reducirían a mínimos, en una relación directamente proporcional al descenso del número de conductores que aún se pongan al volante de su coche. Esa fue la razón que llevó a Wired estos días a preguntarse cómo resolverán las autoridades esta problemática.
Pero quizás no debamos fijarnos únicamente en el hecho de que los coches autónomos no cometan infracciones. ¿Cuánto podría ahorrar un estado si sus carreteras no tuvieran que estar permanentemente vigiladas por agentes y si no se produjeran accidentes?
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Según Tráfico, el coste