Si hay un ejemplo de prudencia aplicada al mundo de las cuatro ruedas, es el Toyota Camry. O el Honda Accord, pero en este momento estamos hablando del Toyota, que sigue siendo uno de los coches más vendidos del planeta y uno de los best-sellers en Estados Unidos. El coche estándar, ese es el Toyota Camry. Será todo lo aburrido que queramos, pero es el rasero contra el que se mide cualquier competidor y el vehículo que el americano medio considera su estándar. Un estándar que está a punto de entrar de lleno en la era turbo.
El coche más reaccionario al cambio también se pasa de lleno a la era turbo.
Un coche tremendamente exitoso en flotas de empresa, alquiladoras y en general como solución de movilidad. Su versión base – la más vendida con diferencia – emplea un motor 2.5 de gasolina, un atmosférico conectado a una caja automática con 190 CV de potencia. Su versión tope de gama emplea un V6 de 3,5 litros que desarrolla 268 CV. No es un coche precisamente estresado mecánicamente, y quizá esa sea la clave de su fiabilidad. Su versión tope de gama pronto estrenará un motor 2.0 turbo, con una potencia similar.
Es el mismo motor que ya ha estrenado el Lexus IS 200t, del que ya os hemos hablado hace unas semanas. Este propulsor desarrolla un par máximo de 350 Nm y una potencia máxima de 245 CV. Son valores muy ligeramente inferiores a los del V6, pero el 2.0 turbo de Toyota tiene aún mucho margen para la potenciación. Incluso se rumorea que el motor podría crecer en cilindrada – hasta unos 2,5 litros – en busca de más par y fiabilidad, o incluso funcionar en ciclo Atkinson en lugar de un ciclo Otto convencional.
Lo que está claro es que en