Aunque parezca mentira en el mundo del automóvil, como en el del arte o en el de la moda, también existe un importante mercado de réplicas, especialmente si hablamos de superdeportivos. En muchos casos no se trata de burdas réplicas como las que se realizan en países asiáticos con ropa que luego es vendida de forma ambulante, sino que detrás hay un trabajo artesanal de muchas horas, y por tanto de un elevado coste.
Otras réplicas, como esta tan pintoresca de un Ferrari Enzo no son tan elaboradas, pero desde luego baratas no salen; no es algo que se haga con unos pocos cientos de euros. Esta réplica del superdeportivo italiano comenzó su vida en 1986 siendo un Pontiac Fiero, uno de los deportivos americanos más populares de la época dado su atractivo precio y su buena carta de presentación, entre la que cabe destacar su motor V6 gasolina de disposición central.
Mientras que en Europa vemos réplicas de Ferrari bastante aceptables construidas sobre algún modelo de Toyota o incluso sobre el atemporal Peugeot 406 Coupé, resulta que en America uno de los modelos predilectos por los profesionales de la réplica es el Pontiac Fiero. Pero hay que matizar, se trata de una base muy válida sobre la que construir modelos Ferrari más o coetáneos con el Pontiac, como el 308 o el F40, no dos décadas más modernos como el Enzo, ya que el resultado puede ser tan pintoresco como el que podéis ver en las imágenes con las que su dueño anuncia su venta.
El actual propietario, procedente de California, está pidiendo en la actualidad 5.500$ por su réplica construida en fibra de vidrio y que incluye puertas tipo lambo y tapicería de cuero bicolor entre otros detalles. Además, en ese mismo anuncio, el sincero propietario afirma que pese a arrancar