¿Conoces el polo? Sí, ese deporte en el que los jugadores montan a caballo y golpean una pelota con un taco, una vara con forma de martillo. Tal vez te suene más si te digo que es el emblema que aparece en los polos de Ralph Lauren, una prenda cuyo nombre, de nuevo, no es ninguna casualidad. Los orígenes de este deporte se habrían establecido seis siglos antes de Cristo. Pero si nos acercamos bastante más en el tiempo, hasta el Siglo XX, y entendemos que el coche fue el sustituto del caballo, ¿por qué no disputar este deporte en coche? Dicho y hecho. Así nacían los partidos de auto-polo.

El día en que Ford inventó el navegador, antes de que existieran los GPS, en 1964

Aunque antes ya se hubiera vislumbrado la posibilidad de jugar a polo en coche, los orígenes de este “deporte” se situarían entre 1911 y 1912. Años en los que incluso se habría planteado como un interesante reclamo publicitario para distribuidores del Ford Model T. En aquellos años fueron muchos los que quedaron realmente impresionados por la espectacularidad de estos partidos, en los que era común el vuelco de los coches, choques, jugadores lanzados por los aires… De ahí que publicaciones, como la británica The Auto, definieran a este deporte como un “juego de lunáticos”.
Aunque el polo en coche comenzase a popularizarse en Estados Unidos, también se llegaron a celebrar partidos por todo el mundo, incluida Europa, donde los primeros tours de equipos de polo estadounidenses se apresuraron para crear afición por este deporte en el Viejo Continente. El polo en coche seguiría gozando de relativa popularidad hasta bien entrados los años cincuenta, como puede apreciarse en estas imágenes.

Ver la galería completa en Diariomotor
Y todo esto viene a cuento de un magnífico reportaje gráfico publicado estos días

http://www.diariomotor.com

Podcast también disponible en PocketCasts, SoundCloud, Spotify, Google Podcasts, Apple Podcasts, and RSS.

El podcast

Únete a Naomi Ellis mientras se adentra en las vidas extraordinarias que dieron forma a la historia. Su calidez y perspicacia convierten biografías complejas en historias identificables que inspiran y educan.

Acerca del podcast