Janis Joplin fue un icono hippie de finales de los años 60. Por desgracia, se unió al “Club de los 27”, no sin antes dejar un gran legado musical y artístico. Esta californiana de voz rota se movía en un precioso Porsche 356, decorado con motivos psicodélicos, acompañada siempre por su perro, y con sus plumas al viento. Un coche que era una extensión de la personalidad de una de las reinas del rock and roll, aunque en una de sus canciones más famosas pidiera a Dios por un Mercedes-Benz. Ahora podrías ser el propietario de este trozo de historia.
My friends all drive Porsches
Tras su música, este Porsche 356 es la pieza más importante del legado de Joplin.
Eso decía Janis Joplin en su canción “Mercedes-Benz”, pero realmente estaba enamorada de su Porsche 356, un modelo descapotable del año 1965. Lo adquirió en 1968 en un concesionario, por 3.500 dólares. Una suma de precio equivalente a la de un muscle car nuevo aquella época, dicho sea de paso. Estaba enamorada del pequeño cabrio, pero su color blanco no le decía nada. Por ello, pagó a su amigo y roadie Dave Richards para que pintara su carrocería. Ni corto ni perezoso, se embarcó en un “viaje astral” y plasmó su obra en el coche.
Una obra titulada “Historia del Universo“, en el que incluyó a Janis Joplin y su banda en una de las aletas delanteras. A Janis Joplin le enamoró la pintura de su coche y pronto se convirtió en una máquina muy reconocible en San Francisco. Los fans solían dejar notas y objetos sobre él cuando se lo encontraban aparcado. Cuando Janis Joplin falleció en 1970 por una sobredosis de heroína, el coche pasó a su manager, que lo usó durante unos años aunque la familia Joplin fuese la propietaria legal