¿Por qué nos gustan tanto los coupés, y a los fabricantes les cuesta tanto dar luz verde a estos proyectos? En 2002, con el Skoda Superb ya en los concesionarios, y de camino un nuevo Octavia, Skoda se propuso un ejercicio de diseño que, por cuestiones obvias, atraería toda la atención de los medios en su presentación en el Salón de Ginebra de aquel año. Su apariencia, nos hace pensar en un Skoda Octavia Coupé, puesto que sus rasgos se asemejan a los del modelo que aterrizaría en los concesionarios dos años más tarde. Pero en realidad se trataba de un prototipo aún más ambicioso, basado en la plataforma del Superb. ¿Qué sucedió con el Skoda Tudor Concept?
El Skoda Tudor Concept de 2002 adelantaba los rasgos que dos años más tarde veríamos en el Octavia, aunque estaba basado en la plataforma del Superb.
Skoda rescató un emblema, el del Tudor, por el cual ya había sido conocido uno de sus modelos – un sedán de dos puertas – fabricado tras el fin del a Segunda Guerra Mundial. El equipo de diseño de Skoda intentó crear un coupé escultural, con mucho porte y un gran atractivo visual. Con un diseño que actualmente ya se ha quedado atrás, por ciertos rasgos, como su parrilla frontal, o las ópticas traseras. Pero, sinceramente, si se aplicasen algunos de los detalles que ya hemos visto en la nueva generación de Skoda Octavia, o Superb, su diseño encajaría perfectamente una década después de que se hubiera presentado.
Por desgracia, el Skoda Tudor no llegó a los concesionarios, ni parece que esa fuera nunca la intención de Skoda.
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Aquel prototipo gozaba con unas suspensiones rebajadas, y un chasis más deportivo que el utilizado por la primera generación del Skoda Superb, aunque seguía siendo de tracción