El Grupo Volkswagen habría asegurado un crédito de nada menos que 20.000 millones de euros con diversas entidades financieras. Un crédito de enorme envergadura, digna de un estado que quiere financiar una gigantesca obra pública. Ya conocemos la solución a los motores TDI afectados en Europa: se solucionará su nivel excesivo de emisiones de NOX mediante una reprogramación electrónica o mediante un tubo que “ordena” el aire de la admisión. ¿Por qué entonces ha tenido el Grupo Volkswagen que pedir un crédito tan gigantesco?
Una rejilla de plástico y un nuevo software ha sido la solución en Europa para los motores TDI afectados.
Hasta 13 bancos habrían ofrecido paquetes de financiación de entre 1.500 y 2.500 millones de euros, con un tope conjunto de 29.000 millones de euros. Antes de pedir este préstamos, la corporación alemana ya había provisionado 6.700 millones de euros para hacer frente a los costes derivados de solucionar el problema de emisiones de NOX de sus vehículos. El concepto de provisión consiste en “apartar a un lado” fondos para hacer frente a un gasto futuro, que aún no se ha concretado en cuanto a importe definitivo.
A esta provisión de 6.700 millones se ha unido recientemente una provisión de 2.000 millones de euros con el objetivo de compensar a estados y clientes por los vehículos cuyas emisiones homologadas de CO2 eran inferiores a las reales. Una situación maravillosa, en definitiva. Pero ante el bajo coste de la solución final para los TDI afectados en Europa, nos preguntamos por qué el Grupo Volkswagen ha pedido semejante crédito. La respuesta podría tener mucho que ver con Estados Unidos.
La crisis de los TDI ha hecho perder mucha credibilidad e imagen al Grupo Volkswagen a nivel global.
En EE.UU. el fabricante alemán aún no ha presentado una solución técnica para el medio millón de