Reconozco que me cuesta ocultar la emoción ante el regreso de Expediente X. Hubo un tiempo en que cuando hablábamos de ficción televisiva no comentábamos historias de los Stark y los Lannister, ni elaborábamos complejas teorías acerca de lo que sucedía en una isla, el humo, y los otros. Hubo un tiempo en que hablábamos de conspiraciones planetarias y disfrutábamos de la lucha entre el escepticismo casi científico de Dana Scully y la convicción de que existen misterios por resolver, de intrépido investigador y póster de “I want to believe” en la pared, de Fox Mulder. Un tiempo en el que, entre conspiraciones, e historias increíbles dignas de una de las series de ciencia ficción más populares de todos los tiempos, Ford nos colaba su product placement. Y seguirá haciéndolo a partir de esta semana, puesto que Ford ha confirmado su presencia en el regreso de Expediente X, con la llegada de una décima temporada con formato miniserie de 6 capítulos (el primer capítulo se emitió anoche en Estados Unidos).
Los Crown Victoria, Taurus, y ahora de nuevo Explorer, son indudablemente vehículos muy apropiados para un product-placement de agentes del FBI.
Aunque el product placement llegase a ser incluso descarado, con momentos en los que incluso Fox Mulder se refería a su Ford Taurus como “un buen coche americano”, hay que reconocer que la relación era ante todo muy apropiada. Un Taurus o un Crown Victoria era, indudablemente, un coche perfecto para un agente del FBI. Aunque después de tantos años a muchos nos vaya a costar ver a Duchovny en otro coche que no sea un Porsche 911 descapotable con un faro destrozado.
El product placement de Ford, la presencia patrocinada de sus coches, se remonta de hecho al episodio piloto, y así se mantendría, con menor o mayor intensidad, durante ocho