Con el lanzamiento del nuevo Audi SQ7 TDI Audi ha puesto patas arriba la industria del automóvil y nuestro concepto de los motores diésel. Este SUV diésel de 435 CV es mucho más que coche gigante de altas prestaciones y consumos contenidos, tecnológicamente es todo un escaparate que pasará a la historia revolucionando el motor de combustión interna. Por este motivo, vamos a analizar cómo funciona la gran novedad del Audi SQ7 TDI, el sistema de sobrealimentación compuesto por dos turbocompresores más un compresor eléctrico.
El Audi SQ7 TDI estrena un sistema de sobrealimentación en 3 etapas que revoluciona el motor diésel
Audi denomina a su nuevo propulsor como 4.0 V8 TDI Biturbo, una denominación que puede conducir a errores. El nuevo 4.0 V8 TDI de Audi estrena un sistema de sobrealimentación en tres etapas, tres estadios que se combinan en función de la carga del motor: compresor eléctrico para bajas cargas y altas demandas, turbocompresor pequeño para cargas medias y sostenidas y turbocompresor grande para conseguir la máxima potencia. El funcionamiento de los tres compresores se realiza de modo escalonado, por lo que en ningún momento funcionan los tres a la vez.
En la siguiente imagen se muestra el esquema de los 2+1 Turbos estrenado en el Audi RS5 TDI, un diseño prácticamente idéntico al del nuevo Audi SQ7 TDI.
El diseño de sistema de sobrealimentación escalonado consigue que el propulsor ofrezca un comportamiento muy progresivo, sin lag, pero hasta el momento existía un déficit en la zona más baja del tacógrafo que era imposible de llenar sin recurrir a un compresor de accionamiento mecánico. Los turbocompresores poseen muchas ventajas, pero su dependencia de los gases de escape los penaliza en cargas de motor muy bajas al no encontrar la suficiente energía de los gases de escape para lanzar sus turbinas.
El compresor