Ayer, cerca de la 1 de la madrugada, me llegaba una notificación de un tuit de mi compañero David V. en la que aparecía un Mazda MX-5 de techo duro retráctil como no lo esperábamos. Targa, con una visión estilística más arriesgada que el de la anterior generación y un proceso de plegado automatizado, hipnótico, que nos recuerda irremediablemente al Porsche 911 Targa. Inmediatamente, tras ver esas primeras imágenes y acudir raudo a conocer los primeros detalles publicados me encontraba con un sentimiento encontrado en el que por mucho que me encantara la nueva apuesta de Mazda se reafirmaba mi querencia hacia la clásica capota de lona.
¿El encanto de una lograda estética o el encanto de la sencillez de una capota de lona?
Mazda MX-5 RF: ¡Brutal! ¡Mazda ha creado el MX-5 coupé con el que siempre habíamos soñado!
Sí, me encanta el diseño del Mazda MX-5 RF, sus trazos y cómo gracias a este nuevo techo se convierte, antes de descapotarlo, en un pequeño coupé biplaza de lo más sugerente. Me gusta la caída de los pilares, su vista lateral e incluso me resulta un tanto hipnótico ver esa parte posterior alzándose para dar cobijo a su techo…
Pero me gusta aún más que Mazda no haya escogido el camino fácil, el camino de crear un techo duro retráctil convencional (como el que conocimos en la anterior generación) y haya apostado por un concepto más arriesgado, más diferenciado de la versión “clásica”.
Aún así, por mucho que me guste el aspecto de esta versión debo seguir entregándome a la alternativa descapotable con el techo de lona, ¿por qué?
Sencillez.
No, aún Mazda no ha detallado bien el sistema de plegado de este nuevo techo duro retráctil, tampoco nos ha hablado de cuantos kg adicionales sumará al escueto peso del Mazda MX-5,