Una de las fusiones más significativas en la historia del automóvil celebra su 25 aniversario en los próximos días: el 28 de marzo de 1991, se firmó el contrato que convirtió a «Škoda, automobilová akciová spole nost” en parte del Grupo Volkswagen. El acuerdo entró en vigor el 16 de abril de 1991. En un cuarto de siglo, la marca pasó de ser un productor regional a un dinámico fabricante de vehículos de calibre internacional. Actualmente Škoda produce más de un millón de vehículos al año y está presente en más de 100 mercados en todo el mundo. La gama de modelos más amplia fabricada en la historia de la marca checa se produce en 14 factorias de dos continentes. En el año del aniversario, el fabricante checo empieza a producir un nuevo modelo en el segmento SUV.
La incorporación de Škoda al Grupo Volkswagen es uno de los exitosos ejemplos de privatización de las empresas estatales checas a principios de los 90. El volumen de producción en aquel momento era de 200.000 vehículos por año: la gama de modelos consistía en tan solo dos modelos: uno con motor trasero que pronto se dejaría de fabricar, y el compacto Favorit, que fue presentado en 1987, junto con su versión familiar Forman. Hoy, Škoda ofrece una extensa gama de modelos: desde el pequeño Citigo a su buque insignia, el Škoda Superb, con una oferta total de más de 40 modelos.
Anteriormente a su alianza con Volkswagen, distintos fabricantes de Europa Occidental y de otros continentes expresaron su interés al gobierno checoslovaco sobre la marca. Škoda fue fundada a finales de 1895 durante los primeros años de la automoción, por lo que es una de las marcas más antiguas del mundo en este sector. Altos cargos, representantes económicos y políticos checos intervinieron en las