El MINI moderno, ese que el Grupo BMW lanzó con gran éxito hace una quincena, cumple ahora un nuevo hito en su historia, ya que esta semana hizo 15 años exactos desde que, un 25 de abril de 2001, el primer coche de esta generación se fabricó en la planta de Oxford.
Muchos fueron escépticos sobre el éxito del relanzamiento de MINI cuando aquel día atravesó los muros de la fábrica un MINI Cooper en Rojo Chili decorado con el techo en blanco, a juego con los espejos retrovisores y las líneas sobre el capó. Hoy, 15 años más tarde y con más de 2,5 millones de unidades vendidas, podemos afirmar que la familia MINI ha cumplido con creces las expectativas puestas en ella.
Parece que fue ayer cuando conduje por primera vez un MINI, casualmente idéntico al primero que se produjo, y me quedé fascinado por su tacto de conducción, su agilidad y sus buenas formas sobre el asfalto.
El MINI era un coche con personalidad, y aunque la familia ha ido creciendo e incluso el MINI «de toda la vida» ya no es tan pequeño (prueba MINI Cooper S), lo que hay que destacar es que independientemente del tamaño y las carrocerías, familiares, coupés o SUV, siguen manteniendo ese carácter que demostraba el primer MINI moderno.
Un éxito inmediato
El éxito no tardó en llegar, superando las previsiones de ventas más optimistas en muy poco tiempo. Eso llevó a MINI a desarrollar una segunda carrocería, la del Cabrio que fue lanzado al mercado en 2004.
Le siguió el Clubman, ya como miembro de la segunda generación que vio la luz en 2007. Le siguieron dos coches que no gozaron del éxito comercial esperado, el MINI Coupé y el MINI Roadster, los cuales se han dejado