Ayer estuvimos estudiando al detalle el Škoda Fabia Combi en estático, su diseño exterior e interior, los acabados, espacio y maletero. Hoy nos toca arrancarlo y ponernos en marcha, pero antes de hacerlo toca concretar la motorización. Se trata de un 1.4 TDI de 105 CV, un propulsor de tres cilindros turboalimentado asociado a un cambio manual de cinco relaciones.
Sinceramente no es el motor que habría elegido para este coche, yo me había decantado por el 1.2 TSI de 110 CV porque prefiero la suavidad de los motores de gasolina y ése en concreto creo que va muy bien para este coche, pero no estaba disponible. Sin problema, el diésel gastará menos y seguro que se vende más que el gasolina, así que esta prueba puede servir (espero) de ayuda a más compradores potenciales.
Peeeeero, hay otra puntualización que me gustaría hacer para los que estén pensando en comprarlo. Y es que, por mucho que te guste la estética de llantas grandes con neumáticos de perfil bajo, piensa muy bien si merece la pena montar las mega-llantas de 17 pulgadas que lleva la unidad de prueba. No lo digo por los casi mil euros de sobreprecio, sino por los inconvenientes que acarrean.
Inconvenientes en forma de mayor incomodidad porque reduce mucho la absorción de baches (es bastante más seco) y también delicadeza. Fíjate el escaso perfil del neumático, esas llantas tiritan cuando se acercan a los bordillos por mucho protector que equipe el neumático (no es suficiente) y también es más fácil pellizcar una cubierta al pasar por un bache pronunciado.
Dicho esto, ahora sí, ahora giramos la llave… ¡ah, no! que éste no tiene llave porque va equipado hasta los dientes. Otro punto a valorar si lo que buscas es una compra con una buena relación calidad/precio. La