Circular de forma habitual con un coche diésel en Cataluña va a salir más caro, aunque quizá de momento no se note mucho la diferencia. La Generalitat de Catalunya acaba de anunciar que dejará de bonificar a los vehículos diésel en los peajes de las autopistas, como medida para reducir el nivel de contaminación.
La eliminación se pondrá en marcha de manera «inmediata», según ha explicado el conseller de Territorio y Sostenibilidad del gobierno catalán, Josep Rull, aunque fuentes de su departamento ya han matizado que la supresión efectiva de las bonificaciones de los peajes a los diésel llevará todavía «algunos meses».
La paradoja: que pague más quien más contamina donde, de hecho, casi nadie debería seguir pagando
De lo que no se tiene noticia es de la supresión de los peajes amortizados en las autopistas catalanas. Se habla, en cambio, de suprimir bonificaciones que sólo reciben aquellos que realizan sus trayectos de lunes a viernes, pagando mediante un dispositivo tipo Vía-T, cumpliendo ciertos requisitos de niveles de emisiones, siempre y cuando hayan solicitado esa ayuda.
Teniendo en cuenta que las motorizaciones diésel llevan años liderando ventas, se habla de un control indirecto sobre la movilidad de las personas, en un escenario en el que la privatización de buena parte de las infraestructuras principales hace años que es un tema sensible, pero que a la vista de la medida anunciada hoy, es difícil que se ponga fin en el futuro previsible. Si los peajes sirven como elemento de control de la contaminación, no es demasiado esperable que desaparezcan. De la paradoja, a la excusa perfecta.
¿A cuántos vehículos afectará la medida? Por el momento se desconoce la cifra. Las bonificaciones de las autopistas de peaje catalanas se gestionan de forma independiente con cada una de las concesionarias, y varían en