Junto con las cabinas rojas, la niebla, y los autobuses de dos plantas, los taxis de Londres son uno de los elementos más reconocibles de la gran city británica. El famoso taxi británico, el Black Cab, ha ido evolucionando a lo largo de los años para modernizarse, preservando su estética clásica y añeja. El movimiento más importante para el Black Cab británico probablemente se produjo en 2013, cuando tras años sin generar beneficios la compañía encargada de su producción, The London Taxi Company, veía como el conglomerado industrial chino de Geely entraba en su capital. Un movimiento que aceleraría la evolución del taxi londinense y que, en pos del crecimiento de la empresa, ahora trabaja para introducir el taxi británico en otras capitales europeas, que podría incluir a ciudades como Madrid y Barcelona.
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La importancia de Geely no se limita, ni mucho menos, a haber ayudado a una compañía en una situación financiera complicada a seguir adelante. Pese a la entrada de capital chino, el famoso taxi británico sigue produciéndose en la fábrica de Coventry, de la que han salido más de 130.000 taxis en los últimos 60 años, y en la que se pretenden fabricar más de 36.000 vehículos anualmente en los próximos años. En cualquier caso, The London Taxi Company también dispone de una factoría en Shanghai, cuya producción va destinada fuera de las fronteras de Reino Unido.
Hablamos de un ambicioso plan que no solo pasa por renovar los taxis británicos, sino también por evolucionar hacia un modelo de movilidad eléctrico, y apostar por su internacionalización más allá de las fronteras de Reino Unido. Pensad que actualmente dos terceras partes de los coches producidos por The London Taxi Company en Coventry acaban en Londres.
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