Llega el verano, y con él los conductores adquirimos hábitos y prácticas que probablemente jamás mostraríamos en invierno. Primero, porque tendemos a viajar en familia, o con los amigos, a marchar de vacaciones, lo que motiva la relajación, y hasta cierto punto la despreocupación. Segundo, porque el calor y el buen tiempo puede llevarnos a adquirir costumbres que serían incomprensibles en invierno, como conducir en chanclas, o sin camiseta. Algo que puede parecer una gran idea para vencer al calor. Pero no lo es, y además puede costarte una multa. Analicemos el asunto desde dos puntos de vista clave, el de la seguridad, y el de la normativa del Reglamento de Circulación.
No es seguro conducir en chanclas, o sin camiseta.
Por qué conducir con chanclas es algo que a todos nos gusta, pero jamás deberíamos hacer
Más allá del temor que tengamos a una multa, el aspecto que debería resultarnos más importante es el de la seguridad. Un calzado cómodo, y apropiado, es imprescindible para evitar accidentes. De nuestro calzado puede depender el tiempo que tardemos en pisar el freno, y la distancia que tardaremos en detener nuestro coche desde que detectemos un peligro. Deberíamos huir de cualquier calzado que limite nuestros movimientos. Ese es el mayor peligro de conducir con chanclas, así como la falta de sujeción que pueda propiciar que en una situación de emergencia la chancla se suelte de nuestro pie y seamos incapaces de ejercer la presión necesaria para frenar sobre el pedal.
Por lo tanto, el factor determinante de por qué resulta insegura una chancla no es su formato, su material, o el hecho de que nuestro pie esté al aire, sin calcetín (salvo en el caso de algún veraneante del levante español). El factor determinante está en que nuestros movimientos no puedan ser tan ágiles como con