Por si aún cabía alguna duda, Volkswagen confirmaba estos días que no habrá recompra de coches afectados en Europa, como sí ha sucedido en Estados Unidos, donde la marca tendrá que desembolsar 15.000 millones de dólares, la mayoría para recomprar los coches de sus clientes. Matthias Mueller, CEO del Grupo Volkswagen, aseguraba al diario alemán Welt am Sonntag que no habrá recompra en nuestro continente (Reuters) y que a diferencia de los Estados Unidos, en Europa se apostará por otro tipo de soluciones con las que pretenden resolver el problema y mantener la satisfacción de sus clientes. ¿Pero por qué se aplicarán dos soluciones tan diferentes en Europa y en Estados Unidos?
Volkswagen evitará con la recompra voluntaria de coches un aluvión de demandas colectivas, que difícilmente compensan al cliente y que para una marca son muy costosas, en términos económicos, y por su efecto para aumentar y prolongar los daños a la imagen del fabricante.
La respuesta sencilla es obvia. La compensación planificada por Volkswagen en Estados Unidos responde a la necesidad de una compensación que evite que la marca se enfrente a costosas y complejas demandas colectivas, que no solo supondrían un perjuicio económico para la marca multimillonario, sino también alargar el golpe que ha propiciado a su imagen este escándalo.
El problema, tal y como ya apuntaban en la Comisión de Industria de la Unión Europea, está en que resultaría cuanto menos injusto que el tratamiento a los clientes sea diferente a uno y otro lado del Atlántico por las diferencias entre los sistemas legales de Estados Unidos y Europa. Pero obviamente eso no es todo.
Las soluciones que requieren los motores TDI afectados en Estados Unidos osn más complejas que en Europa, por una normativa medioambiental más estricta.
Más allá de evitar demandas colectivas, que son muy comunes en Estados