A la hora de crear un nuevo vehículo, los diseñadores han de lidiar con toda clase de obligaciones legales (altura de los faros con respecto al suelo, tipo de luces, etc) e imposiciones de los ingenieros (voladizo más o menos grande, ancho de vías, etc).
Sin embargo, en la fase creativa hay dos elementos que dibujan invariablemente de forma artística: las ruedas (siempre como si fuesen de 47 pulgadas) y unos retrovisores diminutos o inexistentes. Aunque las ruedas son cada vez más grandes en los modelos de serie, aún no se llega a esos extremos. En cambio, ya pueden prescindir de los retrovisores. Al menos, en Japón, donde ya es legal que cámaras cumplan con las funciones del retrovisor
Querer sustituir los retrovisores por cámaras no es nada nuevo. A principios de los años 80, muchos concept cars, como el Sbarro Challenge, ya lo proponían (aunque luego debían usar retrovisores para poder ser matriculados). En el interior, una pequeña pantalla de tubo proyectaba en blanco y negro lo que había detrás del coche.
Sbarro Challenge – 1985
Y los diseñadores nunca han abandonado esa idea. De hecho, a los ingenieros también les gustaría poder prescindir de los retrovisores, pues haría el trabajo del departamento NVH (noise, vibration & harshness) al ser un objeto que genera turbulencias, ruidos aerodinámicos, etc.
Sin embargo, en contra de los deseos de los diseñadores e ingenieros, los retrovisores se hicieron cada vez más grandes por cuestiones de seguridad: se mejora la visibilidad y se puede incluir el aviso luminoso de vehículo en ángulo muerto en el mismo retrovisor.
El Porsche Mission E Concept carece de retrovisores, las imágenes se proyectan en las esquinas del parabrisas.
El mes pasado, Japón se convirtió en el primer país en autorizar coches sin