Sin tiempo para enfriar las cosas y en mitad de informaciones cruzadas, este particular Gran Circo con más espectáculo fuera del escenario que dentro llega a Silverstone, donde este fin de semana se disputará el Gran Premio de Gran Bretaña. Lo hace con los dos pilotos de Mercedes AMG en plena guerra interna tras la colisión que tuvieron ambos en la última vuelta de la carrera disputada el pasado domingo en el Red Bull Ring y con mucha incertidumbre acerca de si la relación entre estos dos viejos amigos puede empeorar aún más.
Está claro que Lewis Hamilton llega a Silverstone con la victoria como única intención. Si Niki Lauda dijo que tras su problema en Bakú, Hamilton destrozó su habitación, no quiero ni imaginar en lo que podría desembocar que el británico fuera batido en casa. La segunda carrera de las tres que se disputarán este mes vuelve a amenazar tormenta, con un 50% de probabilidades de que la lluvia aparezca la mañana del domingo. Esperemos que esta vez no nos deje con la miel en los labios como en Spielberg.
El trazado de la campiña es conocido por todos. Sus 5.891 metros a los que se le darán 52 vueltas y en los que los pilotos tan sólo pisarán el pedal del freno durante un 9% del giro. Una pista en la que será vital la parte aerodinámica, así como el motor. Las enlazadas de Becketts esperan a los pilotos e ingenieros con una de las secciones más complicadas de encontrar una configuración oportuna y los neumáticos a buen seguro estarán muy exigidos debido a las altas velocidades y a los grandes esfuerzos axiales a los que se les somete a las gomas debido a las curvas rápidas de Copse y Abbey.
Recordemos que hace no mucho en el Gran Premio de