¿Qué narices es eso que aparece en mi pantalla? Es el nuevo juguete de un tal Benjamin Boulbes. Es un drifter francés, que suele recurrir a BMW espectacularmente sobrealimentados y preparados para sostener esos enormes derrapes que tanto nos gustan. La base era un BMW M3 Convertible, en el que se ha desechado el poco agraciado techo retráctil, y se ha reemplazado por una agresiva jaula antivuelco. Sí, desde fuera casi parece que el coche hubiese sido transformado en una pick-up.
Algunos dirían que es un sacrilegio “destrozar” así un BMW M3 y transplantar bajo su capó un V8 americano.
Bajo el capó, decimos adiós al agudo V8 de 4,0 litros y 420 CV que movía al M3 originalmente. Ese motor ha sido reemplazado por un enorme V8 de origen General Motors. ¿Sacrilegio? Puede ser, pero hablamos de un gigantesco LSX de 376 pulgadas cúbicas – 6,2 litros de cilindrada – sobrealimentado por un compresor volumétrico. Este delicioso V8 de alta cilindrada desarrolla la friolera de 900 CV, con un par máximo de 1.200 Nm. El autor del vídeo tras estas líneas dice que sus oídos aún sangran. Avisados quedáis.
El motor aún iría asociado a una caja de cambios manual. El tren de rodaje tiene las modificaciones necesarias para el drifting: un freno de mano hidráulico, un ángulo de giro mucho más amplio en las ruedas delanteras y unas suspensiones a punto “para el baile”. Escuchad su tremendo sonido, comprobad la facilidad con la que el coche sublima sus ruedas traseras y decidme que fue una mala idea instalar ese motor bajo su capó. Nos encanta este Frankenstein, dedicado en cuerpo y alma al drifting.
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