Mansory le ha metido mano al Mercedes G500 4×4², aquel mastodóntico coche que probamos en primicia para los lectores de Motorpasión. Por si el modelo de serie no era lo suficientemente llamativo por sus dimensiones, tras haber pasado por las manos del preparador alemán, no hay duda de que destacará en el tráfico.
Lo primero que destaca es el uso de fibra de carbono en muchos elementos, algo que responde a una cuestión puramente estética más que a la necesidad de ahorro de peso. No olvidemos que el G500 4×4² pesa cerca de las tres toneladas. Aun así el liviano material queda de lujo en los marcados pasos de rueda, perfil de carrocería, carcasas de las luces, tiradores de puertas y una infinidad de elementos que «decoran» a la bestia.
Capó y parrilla delantera, son sin duda las dos partes fabricadas en fibra de carbono que más destacan en el conjunto. Pero también ha habido cambios en el aspecto dinámico del coche, que ahora monta una nueva centralita electrónica y un nuevo sistema de escape deportivo que le permiten ganar 63 caballos de potencia y 100 Nm de par motor.
En el interior se sigue el estilo del exterior, con carbono por doquier y unos bordados en los asientos en el mismo color de la carrocería que, permitirme decirlo, son de dudoso gusto. En definitiva, el resultado es un G 500 4×4² que destaca por el contraste del color azul celeste de algunas piezas de su carrocería con el carbono y unas prestaciones ligeramente mejoradas. Una mezcla que tendrá sus clientes, pero que desde un punto de vista lógico cuesta entender. Aunque ¿quién ha hablado de lógica en este coche?
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