Están siendo unas semanas movidas para Tesla. Tras la muerte de Joshua Brown a bordo de un Model S que no pudo detectar un camión cruzando su trayectoria y un vuelvo sin consecuencias personales de un Model X mientras ambos circulaban con el Autopilot conectado, ahora llegan noticias sobre un tercer accidente con uno de los populares eléctricos americanos y su sistema de conducción autónoma.
En incidente ocurrió la noche del sábado pasado mientras el conductor de otro Model X circulaba por una carretera convencional a unos 90 km/h con el Autopilot activado. De pronto, según el conductor, el vehículo se fue a la derecha hasta chocar contra un quitamiedos de madera y destrozar el lateral del coche, lo que demuestra dos cosas: que de momento estamos ante una conducción asistida (no autónoma) en la que la atención del conductor es fundamental y que el conductor no iba precisamente atento.
Poca atención y muchos daños (materiales)
Para poner en situación el caso, hay que mencionar que el Autopilot estaba conectado en una carretera, no en una autovía donde el sistema funciona de manera correcta. Y para rizar el rizo, según declaraciones de un conocido, la vía no contaba una delimitación central bien visible.
No prestar la atención necesaria a la carretera mientras usaba el Autopilot en un entorno inapropiado unos daños materiales considerables y un buen susto
Muy probablemente, al no tener unas marcas viales bien visibles con las que recibir la información necesaria, el Autopilot se desconectase emitiendo previamente un aviso para que el conductor retomase el control del volante. Ese hubiera sido el momento en el que el alguien debería haberse dado cuenta de que el coche estaba pidiendo la intervención de un humano o que el vehículo no seguía la trayectoria que debía.
Pues ni una cosa ni la otra, porque nadie