A mediados de los años 80, SEAT fue adquirida por un precio simbólico por parte del Grupo Volkswagen. El consorcio alemán se encargó de sufragar sus deudas, e insuflar a SEAT la financiación y tecnología que necesitaba para convertirse en una marca de primer nivel europeo. El SEAT Toledo fue el primer coche lanzado bajo el paraguas de Volkswagen. Una berlina tradicional, con toques deportivos y un diseño creado por Italdesign Giugiaro. Los prototipos SEAT Proto T y SEAT Proto TL serían sus agraciados embriones.
El SEAT Proto T fue el primero en estrenar un nuevo logo de SEAT, más moderno y redondeado.
En el Salón de Frankfurt del año 1989, se presentó al público el SEAT Proto T. Sería el primer anticipo del SEAT Toledo, cuyas ventas comenzarían en 1991, posicionándose como uno de los coches más exitosos y aclamado de la marca. Aunque el SEAT Toledo sería una berlina tradicional de tres volúmenes, el concepto presentado por Giugiaro trataba de desdibujar la frontera entre el monovolumen y la berlina tradicional. Sabiendo esto, no deberían extrañarnos la forma abultada de su zaga o la gran superficie acristalada del coche.
Unos meses después, en el Salón de Ginebra de 1990, SEAT presentó el Proto TL. Era una simple evolución estética del SEAT Proto T, que recibió grandes alabanzas el año anterior: nadie esperaba que SEAT – una marca denostada de propiedad gubernamental – lanzase tan rápidamente un producto de calidad europea. Llamaba la atención su aerodinámica, con un coeficiente de sólamente 0,243, inédito en la época en su segmento. Lo mismo podía decirse de su enorme techo panorámico, que cubría la superficie entera del coche.
Sus espejos retrovisores eran cámaras, que enviaban las imágenes captadas a dos pantallas situadas en la instrumentación.
Este techo solar tenía una transparencia variable, en función de la iluminación