¿Sabías que Citroën estuvo a punto de comercializar un helicóptero en los años 70? Todo comenzó con Comotor, una joint-venture entre NSU y Citroën para el desarrollo y comercialización de motores rotativos. Los pequeños Citroën M35 precedieron al Citroën GS Birotor, que a pesar de sus buenas prestaciones e imagen exclusiva, siempre adoleció de un alto consumo de combustible y una baja fiabilidad. El último intento para salvar a Comotor fue el helicóptero personal RE-2, un último intento que fue desgraciadamente, un fracaso más.
El Citroën RE-2 podría considerarse la huida hacia delante del programa de motores rotativos, destinado al fracaso.
El daño a Comotor ya estaba hecho. Las ventas del Citroën GS Birotor eran desastrosas y el Consejo de Administración de la marca quería poner punto y final al proyecto. Agarrándose a un clavo ardiendo, Citroën miró al cielo: “produciremos un helicóptero y usaremos nuestros propulsores rotativos para hacerlo volar”. Una idea que sólo podría haber sido aprobada en una empresa como Citroën. Dicho y hecho, los galos reclutaron a Charles Marchetti, el ingeniero aeronáutico que había diseñado el exitoso helicóptero Alouette.
Inicialmente, el proyecto era para construir un autogiro personal, que acabaría derivando en un helicóptero más convencional. Tras meses de apresurado desarrollo, el primer prototipo se levantaría del suelo la nochebuena del año 1975. El Citroën RE-2 tenía una longitud de 7,18 metros, 2,59 metros de alto y un peso de 700 kilogramos. Era un helicóptero diseñado para dos ocupantes, de uso recreativo. Citroën quería tener su helicóptero listo lo antes posible, y con las prisas incluso tuvieron dificultades para encontrar un piloto de pruebas.
La falta de fondos y los problemas técnicos retrasaron la certificación de la aeronave, que nunca llegaría a consumarse.
En su primer vuelo incluso tuvieron que quitar las puertas al helicóptero, por si había algún problema técnico