Es muy probable que tus vacaciones y tus días de relax fuera de tu domicilio habitual estén muy cerca de su fin. Tanto si es así, como si has esperado a la última parte del verano para salir unos días de la rutina habitual, debes tener mucho cuidado con la carretera, pero también con las altas temperaturas al volante.
A nivel psicofísico, el calor afecta y mucho. Esto es una realidad y todos nos damos cuenta. No rendimos igual en el trabajo, nuestro cuerpo necesita más tiempo de descanso, sentimos fatiga en menos tiempo, y no tenemos la misma capacidad de concentración. Todo esto ligado a la conducción es una mala combinación, y más si vamos a emprender un viaje de varios cientos de kilómetros. Por todo ello, debemos seguir una serie de pautas que garantizarán una mayor seguridad, tanto para nosotros mismos como para el resto de usuarios de las vías.
Las altas temperaturas en el habitáculo nos harán más lentos de reflejos y disminuirán nuestra atención. Según algunos estudios, si conducimos con una temperatura de 30 grados en un habitáculo los errores de conducción se incrementan en un 20 %, mientras que el tiempo de reacción aumenta en un 22 %; unas cifras comparables a una tasa de alcoholemia de 9,29 gr/l de alcohol en sangre. Si la temperatura es de 35 grados o más, la sensación será similar a una tasa de alcohol de 0,5 gr/l.
El primer punto básico que debemos tener en cuenta es intentar evitar en la medida de lo posible las horas “fuertes” de sol. Conducir entre las 13 y las 18 horas en pleno agosto significará hacerlo en las horas donde el calor es más alto, tocando fácilmente los 40 grados dependiendo de en qué parte de la península nos encontremos.
Justo antes de emprender la