Hace unos días recordaba, gracias a Menéame, una acción publicitaria apoyada por la Dirección General de Tráfico. Una campaña en la que se animaba a parar cada dos horas, o 200 kilómetros en trayectos largos (hasta aquí genial), para tomar un refresco. Fue entonces cuando recordé que hace varios años – según Tráfico, la campaña comenzó hace ahora 11 años exactamente – ya habíamos recibido las respectivas notas de prensa de la DGT avisándonos de la campaña, e incluso la correspondiente convocatoria de la presentación de esta acción. Y prácticamente de inmediato recordé, una vez más, por qué jamás nos hicimos eco de esta acción en Diariomotor.
La primera razón por la cual jamás publicamos esta acción no fue otra que percatarnos de que, tras la fachada de una acción loable, y necesaria, en pos de la seguridad vial, de una “campaña de verano para prevenir la fatiga al volante”, se escondiera el trabajo de la Asociación de Bebidas Refrescantes (cuenta entre sus asociados con las marcas más importantes de refrescos y bebidas azucaradas de nuestro país) para recomendarnos tomar un refresco en nuestras paradas.
No nos sorprendió, en absoluto, que la asociación, y los fabricantes pertenecientes a ella, hubieran sido capaces de hilar de manera tan elocuente sus intereses con la seguridad vial. Lo que sí nos sorprendió más, e incluso nos defraudó, fue el apoyo de la Dirección General de Tráfico, especialmente con un tema tan delicado, que tantos fallecidos genera en nuestro país, el de la fatiga, y por ende los despistes en carretera.
Desde su blog, y desde su visión como nutricionista, Juan Revenga ya alertaba estos días del uso inadecuado que se estaba realizando de algo tan importante como la seguridad vial, oculta bajo la fachada de la responsabilidad social corporativa, para perpetuar malos hábitos alimenticios, que generan