Si sabes cómo funciona el flujo de tráfico en un carretera y cómo se crean los atascos, entonces ya sabes que se necesita una sola persona para colapsar una ciudad. Basta con que alguien, allá delante en la carretera frene, para que todos tengamos que frenar, se crea una onda. Incluso cuando el automovilista que frenó se haya marchado, detrás seguiremos frenando. Vamos, que los atascos son inevitables.
En el siguiente vídeo, de CGP Grey, se explica muy bien y de manera gráfica que muchos atascos se podrían evitar si no fuese por nuestro lentísimo tiempo de reacción. ¿La solución? El coche autónomo y conectado. Así, por ejemplo, en un semáforo todos los coches de la misma fila saldrían al mismo tiempo y manteniendo una distancia de seguridad.
Por nuestro comportamiento creamos atascos
Varios estudios sugieren que las reacciones de los conductores ante el tráfico crean o enfatizan los atascos. Los coches autónomos conectados, es decir capaces de comunicarse entre coches (vehicle-to-vehicle o V2V) y con las infraestructuras (vehicle-to-infrastructure o V2I) abrirían nuevas posibilidades para una gestión del tráfico mucho más eficaz y eficiente.
Obviamente, todavía le queda camino por recorrer al coche autónomo. En cuanto al coche conectado, es una tecnología todavía en pañales con respecto a la del coche autónomo. En la actualidad, sólo Audi propondrá una tecnología V2I limitada a los semáforos, disponible en tan sólo dos modelos (Audi Q7 y Audi A4) y que funcionará solo en algunas ciudades estadounidenses.
El coche conectado es la clave
De momento, la tecnología V2I y V2V carece de un estándar que permita a todos los coches de diversos fabricantes comunicarse entre ellos y con las infraestructuras. Por eso, el sistema de Audi que te avisa cuánto tiempo le queda al semáforo para pasar de rojo a verde no estará disponible en todas las ciudades. Sin