Por esta parte del mundo la marca de coches Holden no es muy conocida, y para los que no saben muy bien cómo situarla les voy a dar una breves pinceladas de historia. Holden nació en Australia en 1856 y desde entonces tiene su sede en Puerto Melburne. Sin embargo, desde 1931 pasó a formar parte del conglomerado General Motors y desde ese momento su nombre cambió por el de GM Holden Ltda.
Desde que pasó a formar parte de General Motors la marca australiana mantuvo su independencia, pero limitando su mercado y gama de producto a las necesidades de los consumidores de la gran isla. Para adecuarse a estas necesidades General Motors le abrió la puerta a los acuerdos que tenía con otras marcas como Isuzu y Suzuki entre otras y de esta forma ofrecía modelos de las marcas antes citadas y los que tomaba de otras marcas de la General.
Esta estrategia de adaptación unas veces les ha salido bien y otras ha resultado ser un auténtico fracaso. La razón es sencilla; algunos de los modelos lanzados al mercado, que parecía iban a tener una buena acogida en ventas, no funcionaban haciendo que la gama de Holden sufriera continuas reestructuraciones y entradas y salidas de modelos. Sin embargo, desde la casa australiana parece que esta vez se van a tomar las cosas en serio.
Para ello, en estos días Holden ha llevado a cabo varias acciones muy concretas. Ha iniciado esta transformación modificando su logo. Éste abandona el color rojo de su fondo y pasa a ser sólo cromado aumentando su tamaño y el realce de las formas. Las grafías que representan el nombre de la marca se suavizan y pasan a estar escritas en letra normal dejando atrás su formato MAYÚSCULAS.
El siguiente cambio llega de la mano de su gama