El BMW M3 E92 es uno de nuestros BMW Motorsport favoritos. Un coche en el que el motor es la voz cantante, y que habría sido recordado incluso con un chasis mediocre – tampoco fue el caso, la puesta a punto del BMW M3 de cuarta generación fue simplemente excelsa. Su propulsor era un delicioso V8 atmosférico de 4,0 litros – con un corte de inyección a 8.400 rpm. La pregunta es, ¿por qué BMW rompió su tradición y lo privó de un agudo seis en línea?

BMW quería dar una palmada sobre la mesa con el M3 E92, asustando a Audi y Mercedes.
En declaraciones recientes, Helmut Himmel – mánager de producto del BMW M3 E92 – desgrana algunos detalles interesantes. BMW quería un M3 sustancialmente más potente que su predecesor, un M3 que callase las bocas de Mercedes y Audi sin decir una sola palabra. Tenía que ser más potente, más radical y más rápido que los E46, cuyas codiciadas versiones CSL estaban ya más cerca de los 400 CV que de los 300 CV. También conviene recordar que BMW Motorsport era entonces algo más purista que actualmente.

Era el año 2007 y nadie se planteaba lanzar un M3 con un motor turboalimentado. Aunque BMW ya tenía en cartera los fantásticos N54 con su doble turbo, el propulsor de un verdadero M tenía que ser un atmosférico de alto régimen de giro. Por desgracia, no era posible extraer más potencia al S54, un atmosférico de 3,2 litros que llegaría a desarrollar la friolera de 360 CV en el BMW M3 CSL.
El S65 tenía dos cilindros más y 60 CV adicionales, pero era más ligero que el seis en línea de los M3 E46.
Al mismo tiempo, Helmut Himmel afirmaba que los consumos y el nivel de emisiones pasaron a ser

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