Imagina el panorama al que nos enfrentamos. Un fabricante como el Grupo Volkswagen pondrá en circulación cada año millones de coches, que estarán permanentemente conectados a la “nube”, a una serie de servidores en los que se procesará una ingente cantidad de información referente a la movilidad, en general, a tus hábitos de conducción, a la eficiencia, la seguridad, etcétera, etcétera. La industria del automóvil ya es la segunda que más datos genera, solo superada por las tecnológicas. Dicho lo cual, los fabricantes se enfrentan a un gran reto, el de organizar y entender toda esa información en inmensos centros de procesamiento de datos.
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Según publicaba El Periódico estos días, Volkswagen está buscando una localización para su nuevo centro de análisis de datos. Y entre los lugares que se barajan está Barcelona. Sin ir más lejos, el mismo medio menciona que en las últimas semanas se habrían producido diferentes reuniones entre el Ayuntamiento de Barcelona y la cúpula del Grupo Volkswagen, con Luca de Meo, presidente de SEAT, a la cabeza.
El siguiente paso, de confirmarse que Barcelona será la elegida, será encontrar una ubicación apropiada.
Los datos, en el panorama que se plantea para la industria de los automóviles, serán cruciales para todos los avances en materia de movilidad, eficiencia y seguridad que veremos en los próximos años.
La información que registren los coches conectados será vital para estudiar patrones determinados de comportamiento de los conductores, realizar estudios muy precisos acerca de la eficiencia y las emisiones que generamos en nuestros trayectos y, sobre todo, mejorar la seguridad de los coches analizando millones de casos de uso en condiciones reales. Situaciones que, aprovechando ese inmenso cerebro con la apariencia de inmensas salas llenas de