Muchos coches modernos de corte deportivo ofrecen sistemas de Launch Control. Los Launch Control llevan ya unos años en el mercado, y consiguen proporcionarnos la máxima aceleración posible. Sin ellos, el Nissan GT-R no lograría bajar de los 3 segundos en el 0 a 100 km/h. Hace años, la lanzada perfecta era responsabilidad del conductor, que debía aplicar gas de forma meticulosa pero contundente, soltando embrague en el momento adecuado para minimizar las pérdidas de tracción. El Launch Control se sirve de una gran parte de los sistemas del coche, lanzando al coche perfectamente hacia el horizonte, con mucha más eficacia que el mejor de los pilotos.
Aunque sólo sirva para obtener la máxima aceleración en línea recta, es un sistema tremendamente popular.
Habrás visto decenas de vídeos en los que se muestra el funcionamiento del Launch Control. Su activación requiere una secuencia de acciones más o menos complicada, según el coche que estemos pilotando. En algunos casos, hay que sacar el manual de instrucciones y seguir hasta seis pasos. Los Porsche lo ponen bastante fácil, y en los nuevos Mercedes-AMG E63 4MATIC+ es tan sencillo como aplicar freno y acelerador al mismo tiempo en modo Race. Normalmente, requiere seleccionar un modo de conducción adecuado, desconectar el control de tracción y poner la caja de cambios en modo manual – si el coche emplea una caja de cambios automática.
Es entonces cuando aceleramos a fondo y el motor se sitúa en un régimen fijo, catapultándonos hacia delante cuando soltamos el freno o embrague, sin apenas pérdidas de tracción. Es una sensación impresionante, especialmente en coches con varias centenas de CV. La teoría es muy sencilla, y cualquier persona es capaz de replicar el 0 a 100 km/h del fabricante sin esfuerzo alguno. Pero la realidad es mucho más compleja, y