Al igual que el Infierno Verde, el mítico circuito de Spa-Francorchamps es una auténtica meca del automovilismo europeo y también uno de esos trazados que conozco al dedillo. Curvas, pianos, trazadas, escapatorias, referencias de frenada… Todo está en mi memoria. He dado cientos de vueltas con todo tipo de coches, muchos de carreras, incluídos monoplazas e incluso Fórmula 1.
Antes de que levantes una ceja te diré que no te miento, pero es cierto que todas esas horas al volante no han sido exactamente en Bélgica, sino desde casa, gracias a la Playstation y a sagas de videojuegos como el Gran Turismo. Años después ha llegado por fin la oportunidad de conocer Spa y rodar nada menos que con la gama F de Lexus, gracias al Lexus F Experience World Tour.
Los que, como yo, hayan empleado muchas horas a conocer los circuitos más espectaculares del mundo a través de algún simulador, quizá se pregunten hasta qué punto son fieles a la realidad. Y lo cierto es que esa imagen que guardas en tu cabeza del trazado, el que sea, es una importante ayuda el día en que ruedas en ellos de verdad. Es (casi) como si ya hubieras estado allí.
Ojo a la pendiente de la mítica Eau Rouge, que se aprecia perfectamente en esta imagen.
Los videojuegos son de gran ayuda para conocer de antemano circuitos como el de Spa-Francorchamps. Si ya sabes las curvas y la trazada, llevas mucho ganado.
En casa no te juegas nada arriesgando en cada curva, pero cuando estás a lomos de un deportivo V8 las cosas son bien diferentes y son tu valentía y tu sentido común los que marcan el ritmo al que eres capaz de afrontar cada giro. Aquí no hay botón de reiniciar tras estamparse con un muro,