General Motors parece que juega a dos bandas con el gobierno de los Estados Unidos. Por una parte va a reducir un turno de trabajo en una de sus plantas del país, por otra está estudiando la fabricación de un nuevo modelo en su planta argentina de Rosario y por otra nos enteramos de que en breve anunciarán un paquete de inversiones para sus fábricas situadas en Estados Unidos. Todo parece un poco loco y más cuando Donald Trump está asediando a las firmas que tienen intereses fuera del país con más libertades del mundo.
Según hemos podido saber, a lo largo de esta semana los manda mases de General Motors harán público un nuevo paquete de inversiones destinadas a mejorar varias de las fábricas que tienen en Estados Unidos. La cuantía que querrían invertir estaría cifrada en unos mil millones de dólares y con ella podrían dar trabajo a unos 1000 trabajadores más. Lo que desconocemos es si irán destinadas también a las que han visto reducida su disposición por haber ajustado su ritmo de trabajo.
Este movimiento por parte de la firma llega en un momento muy oportuno ya que con él mostrarían a Donald Trump el compromiso que tienen con su país y la creación de empleo entre sus compatriotas. De esta forma mitigarían el posible enfrentamiento que pudiera haber entre la empresa y el futuro presidente de los Estados Unidos por llevarse a países extranjeros la fabricación de coches.
Además Mary T. Barra, CEO de General Motors ha comunicado que está esperando a que Trump sea nombrado (de forma oficial) presidente de los Estados Unidos para reunirse con él para explicarle los planes de la multinacional tanto en el país como en el extranjero. La idea que persigue es no tener que cambiar su plan estratégico que le obligaría a