Ha sido una de las noticias de la semana. La gama Toyota Yaris crece y se renueva. Toyota lanzará un nuevo Toyota Yaris de concepción deportiva y 210 CV de potencia, que nos presentarán en directo en marzo, en el Salón de Ginebra. Pero aún más interesante nos parece otro de los movimientos que se ha producido en la gama Yaris, el estreno de un Toyota Yaris de gasolina con un motor 1.5, 111 CV de potencia, y sin turbo. Un motor que, pese a lo que puedas imaginarte, está cargado de tecnología. Y un motor que sustituye, en un movimiento inédito, que ahora mismo no recordamos haber visto en otro fabricante en los últimos años, a un motor de menor cilindrada, el antiguo 1.3 de 100 CV de potencia. ¿Se ha acabado oficialmente el downsizing? ¿Por qué apuesta el Toyota Yaris por sustituir un motor de 1.3 litros, por un motor de mayor cilindrada y 1.5 litros de desplazamiento?
¿Ha llegado el fin del downsizing? ¿Por qué los motores dejarán de disminuir su cilindrada (y la aumentarán)?
Al respecto del downsizing cabría decir que, si bien no ha terminado aún, sí que deberíamos observar cómo la tendencia se revierte poco a poco. Cada vez veremos menos casos de motores que son sustituidos por bloques más compactos, más pequeños, y sí asistiremos a más ejemplos que, como el de Toyota, apuesten por sustituir un bloque muy pequeño, por un bloque mayor, sin que ello esté justificado por la búsqueda de una mayor potencia. La razón por la que el Toyota Yaris equipará un motor 1.5 en sustitución del 1.3 no es la ganancia de 11 CV de potencia que se producirá.
Más allá de una mejora de las prestaciones, que existirá, Toyota ha centrado su discurso, sobre todo, en la tecnología de su