El segmento de las berlinas generalistas lleva ya varios años de capa caída. Hace poco más de una década, ésta era una categoría que funcionaba bastante bien, pero la llegada de los monovolúmenes les pasó factura reduciendo notablemente sus ventas. A finales de la pasada década, el fenómeno SUV dio un importante cambio al mercado.
Las familias que necesitaba (o que buscaban) un vehículo amplio, polivalente y con una capacidad de carga ligeramente superior a la de un compacto, pasaron de las berlinas de tres volúmenes a los monovolúmenes. Posteriormente, y en la actualidad, la moda del monovolumen se estancó por el auge de los SUV, que aún sigue siendo el segmento que más crece. Esto, lógicamente, fue un segundo e importante golpe para las berlinas.
Las berlinas premium, léanse de las marcas Mercedes, Audi y BMW, consiguen mantenerse en pie, pero los generalistas cada vez son menos demandados y los fabricantes ven pérdidas en sus modelos de cuatro puertas. Aun así, es un mercado tradicional y abandonarlo completamente puede dar mala imagen. Tal vez sea por ello que el Citroën C5, que se encuentra lejos de su mejor momento, aún siga intentando luchar.
Pese a que la vida del Citroën C5 se acerca a su fin, la marca francesa ha decidido dotarla de un mayor equipamiento de serie para intentar conseguir más clientes. Este modelo se encuentra disponible en carrocería sedán y también en el familiar C5 Tourer XTR. Para su carrocería encontramos cinco colores diferentes: negro perla nacarado, azul borrasca metalizado, blanco banquise, gris haría nacarado y blanco nacarado.
El equipamiento que el Citroën C5 trae de serie consta, entre otras cosas, de suspensión Hidractiva III+, pantalla táctil de 7” con Mirror Screen y llantas de 17” para la berlina y de 18” para el familiar Tourer XTR. El familiar, el C5