En los últimos días se producía lo que muchos ya han definido como la mayor filtración de documentos de la CIA de la historia. Detrás de ella, como de costumbre, WikiLeaks, el archivo fundado por Julian Assange, a día de hoy prófugo de la justicia, para revelar información censurada u ocultada al mundo. La última filtración tiene que ver con un tema especialmente preocupante, con las técnicas empleadas por la agencia de inteligencia estadounidense para sus tareas de vigilancia. Planes y herramientas que podrían permitir el acceso de la CIA a nuestros dispositivos móviles, grabar conversaciones infectando televisiones o incluso “cometer asesinatos prácticamente indetectables” – según WikiLeaks – introduciéndose en los sistemas de control de nuestros coches. ¿Pero hasta qué punto es eso cierto? ¿De verdad la CIA quiere y puede infectar nuestros coches para cometer asesinatos?
La realidad es que, pese a las suposiciones de WikiLeaks, no se conoce realmente el propósito que llevó a la CIA a mencionar a los sistemas electrónicos en su proyecto
Aunque WikiLeaks reconoce que el propósito de infectar los sistemas electrónicos de vehículos modernos no está claro, también asegura que el acceso a estos sistemas “podría permitir a la CIA cometer asesinatos prácticamente indetectables”. No hará falta que os digamos lo que podría suceder si alguien no autorizado pudiera tomar el control de los sistemas de un coche, que pueden ir desde el manejo de los mandos (la dirección, o el acelerador) a la desactivación de sistemas de seguridad.
Pero lo cierto es que aún no existe ningún indicio de que la CIA haya alcanzado este nivel de control sobre automóviles conectados. Y aunque la afirmación de WikiLeaks sí pueda, con todo el rigor, ser cierta, peca de resultar en exceso alarmista. La autenticidad de los documentos, como habrás podido imaginar, tampoco ha sido confirmada oficialmente,