El nuevo Audi Q5 pudiera parecer que simplemente ha sufrido un reestyling, pero nada más lejos de la realidad. Es cierto que su diseño es continuista, algo ya común en la marca alemana de los cuatro aros, pero a medida que empiezas a conducirlo y a observarlo te das cuenta de que esta nueva generación es un coche muy mejorado y que además hereda gran parte de la tecnología de su hermano mayor, el Audi Q7.
Que Audi haya rediseñado casi desde 0 al Q5 tiene su lógica, ya que éste es muy importante a nivel de ventas mundial para los de Ingolstadt. Pero también en España, donde se han vendido unas 35.000 unidades desde su lanzamiento en 2008. Por ello, las expectativas de este nuevo modelo son muy altas. ¿Estará a la altura de sus rivales BMW X3, Mercedes GLC o Volvo XC60?
Son las nueve de la mañana y me dirijo a la torre de cristal, allí nos esperan los chicos de Audi para entregarnos las llaves de los Audi Q5 de segunda generación. Tras un pequeño briefing en el que nos explican la ruta que vamos a hacer nos dirigimos a los coches en cuestión.
Allí están todos los Audi Q5, al lado de la Torre Espacio y colocados en hilera. Nos explican que podemos elegir entre diferentes motorizaciones por lo que mi compañero y yo nos decidimos inicialmente por el 2.0 TDI de 190cv con acabado S Line.
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Me paro un segundo delante de nuestra unidad. La primera impresión que me da al verlo es que no ha cambiado mucho en su estética exterior respecto a la generación anterior, pero si empiezas a fijarte bien te empiezas a dar cuenta de todos sus cambios.
Ahora tiene más músculo y sus líneas son más deportivas, además tiene