Para todos aquellos nacidos en algún punto de los años ochenta, si nos preguntasen por nuestro coches preferidos del cine – y la televisión – estaría claro que, junto con el DeLorean de Regreso al Futuro, KITT, El Coche Fantástico, estaría entre los grandes iconos de nuestra infancia. De aquellos años en los que los coches el cine necesariamente tenían que volar, y protagonizar acrobacias espectaculares al otro lado de las cámaras, os podéis imaginar que uno de los requisitos fundamentales de una serie como El Coche Fantástico, Knight Rider en versión original, era contar con muchos coches para poder rodar las escenas de acción, o con un equipo de chapistas competente para reparar los coches dañados en acto de servicio. Pero si ya estás temiendo que ese fuera el fin de los KITT originales, no temas, no lo fue.
Se estima que solo existirían cinco unidades originales de KITT, de al menos veinte que llegaron a existir
Recientemente, Newsweek publicaba un artículo imprescindible para los fans de la serie de televisión, los amantes de los coches, y los nostálgicos de aquellos maravillosos años ochenta, en general. Un artículo llamado a desentrañar la realidad existente tras cada coche que, de cuando en cuando, se subasta haciéndose pasar por un KITT original. Y de cómo las réplicas han inundado el mercado, a menudo haciéndose pasar por originales, y han estado vagamente relacionadas con historias tan dramáticas como la de los fallecidos hermanos Kissel, un promotor inmobiliario que intentó vender como original una réplica falsa.
Por desgracia, de los KITT originales, esa suerte de Pontiac Trans Am remozado con un frontal con aristas marcadas y una luz roja parpadeando y dotando de personalidad a un coche que hablaba y se movía sin conductor, apenas quedaron cinco unidades. Una auténtica lástima, teniendo en cuenta que