A finales de 2015, Toyota presentó el Desafío Medioambiental Toyota 2050, un plan que recoge seis objetivos a alcanzar en los 35 próximos años con el fin de contribuir a la sostenibilidad medioambiental del planeta.
Uno de ellos es el ‘Reto de cero emisiones de CO2 en las fábricas’, que supone recortar las emisiones de CO2 por vehículo asociadas a procesos de fabricación en nuevas plantas y nuevas líneas de producción a cerca de la mitad de los niveles de 2001 para 2020 y a alrededor de un tercio hacia 2030. Utilizando energías renovables y métodos de producción a base de hidrógeno se lograrán eliminar completamente las emisiones de CO2 en 2050.
En esta línea, Toyota ya ha logrado una notable reducción de las emisiones en la línea de pintura del nuevo Prius en la fábrica de Tsutsumi (Japón). Así, se han rebajado un 40% sus dimensiones y se han reducido un 32% las emisiones de CO2, sin alterarse los niveles de calidad en el proceso de pintado de la carrocería. Este proceso implica tradicionalmente una mayor cantidad de emisiones CO2 en comparación con otras etapas del proceso de fabricación, como la estampación, soldadura, ensamblaje…
Por ello se hacía imprescindible el alcanzar nuevos procesos mejorados de manera urgente, algo que se ha logrado gracia a esa gran reducción en las emisiones gracias a una nueva tecnología de pintado y a la mejora del proceso en su totalidad. Así, se ha logrado una reducción de la duración del proceso, de la altura de los equipos y del tamaño de los equipos asociados.
Se han aplicado nuevas medidas como la reducción del espacio bajo la cabina de pintura, allí donde se recoge la pintura sobrante, la creación de un compartimento de suministro de aire de la cabina más estrecho¹, aplicación de jidoka —automatización con un toque