Audi y Porsche anunciaban ayer mismo un acuerdo para estrechar, aún más si cabe, sus lazos. La obsesión del Grupo Volkswagen, y probablemente la clave de su éxito, pasa por obtener el mayor rendimiento de cada una de sus inversiones, optimizar al máximo cada proceso y, en última instancia, lograr unos márgenes de beneficio muy superiores a los de su competencia. Esa es precisamente la clave de que Porsche, hoy en día, haya conseguido uno de los mayores márgenes de beneficio por coche vendido de la industria. A día de hoy, existen casi tantos nexos de unión entre Audi y Porsche como detalles identitarios que garantizan que cada marca siga fiel a sus principios, sus intereses comerciales, y su legado histórico. ¿Pero cuál es el plan de Audi y Porsche para estrechar aún más su relación?
Audi y Porsche han compartido plataformas, motores y tecnología en todos aquellos ámbitos en los que les ha resultado posible tal colaboración, sin que en ningún momento haya atacado a la esencia de ninguna de las marcas
La relación más obvia entre Audi y Porsche es la que se ha visto reflejada en sus todocamino, en productos como Porsche Macan, o Porsche Cayenne, que aprovechan al máximo las plataformas y los motores de Audi, y del grupo. Y aún así basta ponerse a los mandos de un Porsche Macan para comprobar cómo, de verdad, y sin que nos ciegue la marquitis, Porsche ha conseguido imprimir un tacto especial a su coche. A la vista de los resultados, y de cómo el éxito comercial de Macan y Cayenne ha ayudado a Porsche a garantizar el futuro de sus deportivos de referencia, no creo que nadie piense en estos productos como los herejes de la marca de Stuttgart.
En otros casos, como los deportivos de referencia de Porsche, desde