Si tecleas la palabra Nürburgring en el buscador del portal de vídeos más conocido del mundo te encontraras con miles y miles de vídeos. Muchos de ellos serán vueltas grabadas “onboard”, otros serán fragmentos de carreras, también te encontrarás accidentes que ponen los pelos de punta, derrapadas propias de videojuegos y, por supuesto, escenas en las que un conductor se libra de un fuerte golpe de milagro.
Algunos hemos pasado muchas horas viendo vídeos de este trazado en YouTube los domingos a última hora de la tarde, sobre todo de derrapadas espectaculares, algunos que otros accidentes y viendo coches rodando a velocidades de vértigo. En los últimos días hemos visto como un Renault Mégane RS de tercera generación se libra de abandonar la pista en grúa por pura suerte. Creas o no en los milagros o en la suerte, estarás conmigo en que su conductor seguro no se creía cómo no había impactado contra el guardarrail.
Como vemos en el vídeo, el coche sale totalmente descontrolado de una curva a izquierdas, sobrevirando bruscamente. En un primer momento está a punto de impactar, con la parte delantera de la carrocería, contra la barrera de protección del circuito. El coche cambia repentinamente de dirección derrapando durante varias decenas de metros. Las inercias hacen que la zaga “adelante” claramente al morro y el coche circula totalmente descontrolado, marcha atrás y a gran velocidad. La suerte hace que el vehículo prácticamente se detenga y rote, librándose de impactar con el quitamiedos por escasos centímetros.
El Renault Mégane RS es la variante deportiva del compacto francés. Bajo su capó tiene un motor de 2 litros sobrealimentado que desarrollaba 250 CV en la primera versión de la tercera generación y 265 CV tras una actualización. Toda la potencia es enviada al eje delantero. La puesta a punto de este