Tiempos pasados siempre fueron mejores. O eso es lo que nos dicen. En el mundo del automóvil podríamos confirmar esta afirmación, siempre que no estemos hablando de seguridad vial o respeto por las normas de circulación. Alcohol y conducción han ido desgraciadamente de la mano durante muchas décadas, y esta máquina temporal en la que nos hemos subido nos transporta a los años 50, donde siquiera estaba prohibido conducir bajo la influencia del alcohol. Es más, coches de lujo como el precioso Cadillac Eldorado Brougham tenían como extra opcional un juego de 6 vasos de chupito magnéticos. Como lo oyes.
Este curioso juego de vasos de chupito tenían una base magnética, para que no se deslizasen cuando el coche estaba en movimiento y alguien estaba sirviendo una bebida alcohólica. Los Eldorado Brougham fueron los últimos coches que Detroit carrozó a mano, auténticas obras de arte que músicos como Frank Sinatra tenían en alta estima, y usaban con orgullo. Me cuesta muy poco imaginarme a Sinatra en su Cadillac, conduciendo mientras bebe chupitos de whisky. Hoy en día, un extra así sería imposible de plantear. Como mucho, vasos y una botella de champán para las plazas traseras.
Además de los vasos de chupito, Cadillac también ofrecía como extras una caja para cigarrillos y un “vanity kit” para mujeres, un pequeño estuche con espejo, pañuelo y artículos de belleza. Definitivamente, eran otros tiempos. Curiosamente, estos vasos de chupito eran encargados por muy pocos clientes, y hoy en día, encontrar un juego extra de estos vasos magnéticos es misión imposible – por si la restauración de los Eldorado Brougham no fuera ya suficientemente complicada. Si lo encuentras, prepárate para pagar más de 1.000 dólares por un juego.