El Alfa Romeo 4C ha sido el coche más impresionante que he probado últimamente. Aunque pueda parecer un “simple” deportivo con motor de cuatro cilindros y apenas 240 CV de potencia, las sensaciones que me ha ofrecido no me las ha dado ningún otro coche desde que tengo carnet de conducir. Una joya en bruto, cara y poco práctica, pero increíblemente divertida y emocionante. El diseño del Alfa Romeo 4C siempre ha dividido a sus aficionados y a sus detractores. Hay quienes lo consideran una belleza, hay quienes creen que es mejorable. El autor de esta recreación está en ese último grupo.
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Yo mismo he de reconocer que aún siendo un coche bonito, podría haber sido incluso más arrebatador. Que fuese más arrebatador habría implicado un menor foco en la conducción, pero esa discusión sería apropiada para otro artículo, no para este. La unidad que en su momento probé no tenía los faros tripofóbicos, de serie en los Alfa Romeo 4C de nuestro mercado. La recreación de Maltese Design imagina un Alfa Romeo 4C con unas ópticas más afiladas, similares en cierto modo a las de los Alfa Romeo Giulia, en los que también se inspira para el paragolpes rediseñado de esta unidad.
Sin embargo, es la zaga la parte de este Alfa Romeo 4C que más me conquista. De nuevo se inspira en el Giulia – concretamente en la versión Quadrifoglio de altas prestaciones – en sus ópticas, así como en sus cuatro tubos de escape, ordenados de forma muy característica. También parece haberse instalado en la zaga una nueva cubierta de fibra de carbono. Es en definitiva un coche más agresivo, con una estética más cuidada. Es poco probable que el Alfa Romeo 4C reciba un restyling. Es