Las cosas como son, en Jaguar nunca ha existido una tradición a la hora de fabricar y comercializar sus berlinas de representación con carrocería familiar. El primer modelo de la firma inglesa que lanzó una versión break fue el malogrado X-Type Wagon. Aquel modelo no podía esconder tras el logo del felino que no era más que un Ford Mondeo remarcado, por lo que el público más que darle su favor lo relegó al ostracismo más oscuro.
Sin embargo, con la llegada al mercado de la primera generación del Jaguar XF los directivos de la firma se atrevieron a lanzar de nuevo una carrocería de este tipo. Evidentemente el X-Type y el XF no jugaban en la misma liga del mercado, y sobre todo, sus diseños estaban a años luz uno del otro. Este modelo sí fue un éxito para la firma, pues aunque sus ventas fueron minoritarias, les ayudó a reforzar su posicionamiento como fabricante de berlinas de representación y además de familiares.
Por ello, cuando llegó al mercado la actual generación del XF todos nos preguntábamos si llegaría una nueva versión Sportbrake. En un primer lugar pensamos que no por unas declaraciones mal interpretadas del diseñador jefe de Jaguar. Sin embargo, aquí lo tenemos y como no podía ser de otra forma, reinterpreta a la perfección las líneas de la berlina para darle mayor espacio a la zona de carga.
El nuevo Jaguar XF Sportbreak mantiene una carrocería con unas líneas muy aerodinámicas a la vez que proporciona un maletero de generosas dimensiones. Su volumen con los asientos en su posición normal es de 565 litros, pero si los abatimos la capacidad total que puede acoger en su interior el Sportbrake es de unos generosos 1.700 litros. Además, ha logrado incrementar su habitabilidad interior sin que su peso final en la