Seré franco. Hasta escuchar esta historia apenas había oído hablar de Bill Harrah, más allá del hecho de ser un histórico importador de Ferrari en Estados Unidos. Además de tener la representación exclusiva para la costa este – basada en Reno, Nevada – el señor Bill Harrah tenía varios casinos y la colección privada de coches más grande del planeta, con 1.400 vehículos. Pero sin duda alguna, su ojito derecho era este impresionante Ferrari 365 GTB/4 Daytona, conocido como el “Harrah Hot Rod”.
Este Ferrari 365 GTB/4 Daytona fue adquirido por el magnate en 1971, y gracias a sus contactos directos con fábrica – además de ser un distribuidor, había sido propietario de “maquinaria” italiana desde 1959 – fue encargado a capricho, con una potente personalización. Pintado en color Rame Metallizzato, fue encargado con asientos de cuero beige con inserciones en color negro, así como agraciado con llantas de radios Borrani y aire acondicionado Borletti, entonces todo un lujo en un deportivo.
Ver la galería completa en Diariomotor
Bill Harrah era el distribuidor de Ferrari para la costa oeste de EE.UU., a través de Modern Classic Motors, en Reno (Nevada).
Como todos los 365 GTB/4 Daytona vendidos en el mercado americano, tenía instalados unos espectaculares faros escamoteables, que le conferían un inconfundible aspecto “setentero”. Bajo el capó, una versión “americanizada” del 4.4 V12 (denominado Colombo internamente), con una menor relación de compresión que el modelo europeo, que desarrollaba unos sanos 357 CV. A Bill Harrah esto le molestaba, y nada más llegar el coche a tierras estadounidenses, comenzó a modificarlo.
Lo llevó a un especialista en Ferrari – Francisco Mir’s Service Center – y potenció su propulsor, ordenando también la instalación de nuevas llantas de competición y unos pasos de rueda ensanchados. Estas modificaciones transformaron al exótico cavallino en una especie de hot