Roush es uno de los preparadores americanos con más solera. Son especialistas centrados en productos Ford, y se han labrado su fama con versiones de alta potencia de los Ford Mustang, el pony car americano por excelencia. El Roush P-51 Mustang es un homenaje a otro mito estadounidense, el North American P-51 Mustang, un caza clave en los últimos compases aliados de la Segunda Guerra Mundial. El deportivo preparado por Roush se inspira en el caza – no hay más que ver su esquema visual – pero la característica del avión que Roush quiere explotar en su Mustang es la fiereza de su motor y su vivo comportamiento.
Los primeros North American P-51 Mustang montaban un motor Allison V-1710 de 1.150 CV, un motor con el que el caza era rápido – pero adolecía de una preocupante falta de potencia en grandes altitudes. Ante esta desventaja con respecto a los cazas alemanes, North American decidió usar en sus aviones un motor Merlin de Rolls-Royce, fabricado en Estados Unidos bajo licencia por Packard. Este enorme V12 de 27 litros de cubicaje estaba sobrealimentado por compresor, y llegaba a arrojar una potencia máxima de 1.720 CV. En comparación con los motores Allison, el P-51B era mucho más rápido, potente y prestacional.
La producción se limita a 51 unidades, cuyo precio es de 42.500 dólares… sin contar el Ford Mustang GT que se usa como base. Al menos tiene una garantía de 36.000 millas.
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El caza pronto se labró una reputación de de muscle car con alas, analogía que fue explotada hasta la saciedad por el márketing. Este Roush P-51 Mustang traza muchas analogías con el avión de combate. Un ejemplo es su motor, un 5.0 V8 Coyote, sobrealimentado por un compresor Eaton TVS de 2,3 litros hasta los 727