El cuento de las emisiones parece una historia interminable (no, la película de fantasía de 1984 no), pero en este caso ha adquirido otra dimensión, con tintes policiales. Un total de 37 Ford Explorer, el coche de policía más vendido en EE.UU., se han quedado fuera de servicio en el parque del Departamento de Policía de la ciudad de Austin (Texas) como consecuencia de ser sospechosos de emitir demasiado monóxido de carbono.
Según declaraba él mismo a CBS News, el Sargento Zachary LaHood estuvo a punto de morir a causa de una intoxicación por filtraciones de monóxido de carbono al habitáculo de su coche patrulla.
Las modificaciones policiales contra los sellados de Ford
«Recuerdo que estaba circulando de noche y me desvié hacia un autobús que venía de frente, me dirigía directo hacia lo que creía que era un autobús, o un camión de basura quizá. Creo que tengo suerte de seguir vivo y afortunadamente no maté a nadie», afirmaba LaHood.
El propio agente apuntaba a una intoxicación por gases tóxicos como la causante de su fallo al volante que a punto estuvo de costarle algo más que un susto. Aparte de este caso, otros seis oficiales del cuerpo policial han reportado seis casos similares en la última semana por los que han tenido que ser atendidos. Todos ellos conducían sendos Ford Explorer.
CBS afirma que estos casos están siendo investigados por autoridades federales, además de otros 450 Explorer producidos entre 2011 y 2017. Y no es el primer caso, ya que en California el oficial Brian McDowell acabó chocando contra un árbol por intoxicación de CO mientras conducía su Ford Explorer.
Mientras que McDowell y otros seis casos en California, Texas y Louisiana han demandado a Ford, la marca afirma que «después de haber investigado los casos no han encontrado problemas de filtración en sus