¿Quién no ha ido con su coche de vacaciones a una ciudad desconocida y lo ha aparcado en una zona sospechosa de ser controlada por agentes de movilidad? ¿Quién no ha ido a recoger su coche tras un largo día de recados y no se acordaba del punto exacto donde lo había aparcado, y ha tenido que andar largo rato hasta que lo ha encontrado? Estas estresantes situaciones son más comunes de lo que imaginamos, pero hasta hoy día no podíamos hacer gran cosa para remediarlas.
La última vez que perdí el coche casi me da un infarto. Fuimos a la multitudinaria Feria Internacional Ganadera de Zafra en la provincia de Badajoz (Extremadura). Para que os hagáis una idea, durante los diez días que dura esta feria acuden, fácilmente, casi dos millones de personas. Cuando llegamos a las diferentes explanadas habilitadas como aparcamientos dejamos nuestro flamante coche al lado de uno de los postes de alta tensión.
Como referencia geográfica para saber dónde habíamos aparcado el coche tomamos los modelos que había a nuestro alrededor y el mismo poste de alta tensión. El problema vino cuando fuimos a recoger el coche unas 12 horas después pues no dábamos con él de ninguna forma. No señores, no es que fuéramos algo perjudicados por el alcohol tras una noche loca de farra, ya que quien escribe no puede beber por prescripción médica, pero algo fallaba a la hora de localizarlo y es que había varios postes de alta tensión en cada explanada.
Teniendo en cuenta que había 7 u 8 explanadas de aparcamientos, que cada aparcamiento tenía una extensión de un par de campos de fútbol (de 1ª división) y que la distancia entre cada explanada era de varios cientos de metros, la búsqueda se tornó una pequeña tortura. Resumiendo, para encontrar nuestro coche, tuvimos