La fama de AMG y su despegue comercial vinieron de la competición, tan sólo cuatro años después de su fundación. Como ya sabrás, el 25 de julio de 1971, un enorme Mercedes 300 SEL 6.8 preparado por AMG terminó segundo absoluto en las 24 horas de Spa Francorchamps y primero de su categoría (la “más de 3.0 litros”).
Se trata de una auténtica gesta, ya que nada predestinaba esta pesada limusina comprada en el mercado de segunda mano a triunfar. A partir de la victoria, los pedidos y los proyectos no dejaron de llegar al entonces pequeño taller AMG.
AMG nació porque dos ingenieros de la marca, Hans-Werner Aufrecht y Erhard Melcher, se negaban a aceptar que Mercedes-Benz dejase la competición. Viendo el éxito y la carga de trabajo que tenían, dejaron sus bien pagados y seguros puestos en Mercedes para ser preparadores independientes.
AMG lo tenía todo en contra
Para poder afianzarse en el pequeño mercado de las preparaciones de competición -la de los coches vino casi al mismo tiempo y permitía financiar la primera- era preciso demostrar que las preparaciones eran eficaces y que el título de campeón de Alemania de turismos de Manfred Schiek de 1965 (conseguido con un 300 SE preparado por los dos amigos) no fue fruto de la casualidad. Las 24 horas de Spa de 1971 serían el escenario de esa demostración, en un momento en el que nadie creía en las posibilidades del coche.
Dos años antes, Mercedes-Benz volvió tímidamente a la competición de turismos (y eso que la marca se había retirado oficialmente de la competición) con una participación en las 24 horas de Spa, una carrera que había ganado en 1964. Y lo hace con tres berlinas 300 SEL cuyo V8 de 6.3 litros “cubicaba” ahora 6.8 litros. La aventura se terminaría pronto para